LA CONSTRUCCIÓN DE
NUESTRO PITUFO:
Las funciones
ejecutivas y la sobreprotección
¿Te gustaría que tu hijo tuviera una infancia
perfecta?
¿Quieres evitar a toda costa que tu hijo sufra,
se lastime, se frustre y se enoje?
¿Ves un peligro inminente en todas partes y a toda hora?
¿Te sientes buena madre o buen padre cuando tienes el control de todo lo que hace tu hijo?
En pocas palabras: mandas a tu hijo a la vida con un traje de astronauta, bien protegido para que no le pase nada, para que no se lastime, para que se convierta en una persona incapaz de tomar decisiones o de asumir responsabilidades porque desde pequeño la mamá, el papá y los demás cuidadores limitaron sus potencialidades al hacerle absolutamente todo: a hablar por ellos, a pensar por ellos, a hacer por ellos y a sentir por ellos; lo que hace imposible que los niños aprendan a construir su propio pitufo.
¿¿¿¿Qué es esto de su propio pitufo???
Los invito a hacer una
prueba (inspirada en el trabajo del neuropediatra, Jorge Eslava). En la mañana tan pronto despierten empiecen a
apuntar cada una de las actividades que realizan:
Suena el despertador (apuntan, suena el despertador)
Apago el despertador (apuntan, apago el despertador)
Me voy al baño (apuntan, me voy al baño)
Me cepillo los dientes (apuntan, me cepillo los dientes).
Si lo hacen notarán que la lista es interminable y que, prácticamente, tomarían todo el día escribiendo lo que hacen durante la mañana.
El propósito de esto no es
llamar la atención acerca de todo lo que es posible hacer en una mañana, el
propósito, según el doctor Eslava, es resaltar la organización mental que se
requiere para hacer esas cosas, es como tener un pitufo en el hombro; cuando
suena el despertador, el pitufo empieza a leer: “apague el despertador” (lo
apago) dirijase al baño (me dirijo al baño) cepille los dientes (me los
cepillo) etc…
Por supuesto, este pitufo no
es real, es una estructura cerebral llamada función ejecutiva, y el niño que no
ha construido esta función, por sí mismo,
no apaga el despertador, no se dirige al baño, no cepilla sus dientes.
Pero, la función ejecutiva no
cae del cielo, se construye en el día a día, cuando yo me propongo planear y
organizar, cuando me doy cuenta de que sé hacer una tarea, sé cómo la empiezo,
sé lo que sigue a cada paso y sé cuando termina.
La función ejecutiva, entre
otras funciones, es la encargada de desarrollar la memoria, la toma de
decisiones, la reflexión, la planificación, la organización y la disciplina. Esta función es la encargada de llevar a cabo
una acción consciente y dirigida a la actividad que se está realizando,
permitirá que el niño desarrolle las habilidades necesarias para el
aprendizaje, el autocontrol, la autoconsciencia y las relaciones sociales. El tener la posibilidad de desarrollar esto,
a esta edad, incrementará el desarrollo
de las funciones ejecutivas en la edad adulta.
Cuando un niño es sujeto de
sobreprotección, cuando tiene padres, madres, abuelos, hermanos complacientes,
tías, tíos, nanas, en fin todos los adultos que rodean su mundo y que les hacen
absolutamente todo, ese niño no construye el pitufo y, como no construye a su
pitufo, queda preso de otros para toda la vida.
Un ejemplo que nos hará
recordar… ¿Quién hace la tarea? LOS NIÑOS, la maestra no envía la tarea a los
padres o cuidadores, es al niño y, si le queda mal, se lleva mal al jardín, y
la entrega a la maestra, y ésta, sobre esta base hará lo que tenga que hacer, y
el niño irá aprendiendo a usar los recursos que tiene… “¡si construyó pitufos,
por supuesto!”…
Sobre este tema hablaremos
todo el año… y será el invitado de honor del taller de padres del mes de
Octubre… Queda abierta la invitación para conversar… Un abrazo a todos…
Ma. Magdalena
Pinto-Rodríguez
Psicóloga G.S.B.